El Fondo para la Protección del Agua de Quito – FONAG, mantiene convenios con varias entidades para que la huella hídrica remanente de procesos productivos y organizacionales pueda reponerse mediante un innovador mecanismo, Corporación Quiport es nuestro más reciente aliado en este importante proceso.
Luna está amamantando a su bebé de cinco meses, ella ha optado por la lactancia exclusiva durante el primer año de vida de su hijo. Debe consumir abundancia de líquidos sin cafeína, por lo que bebe -en promedio- 12 vasos de algunos de ellos cada día, equivalentes a unos tres litros.
Además, en casa, la familia de Luna lava los platos, la ropa, prepara alimentos, realiza tareas de limpieza y toma una ducha corta, lo que significa un consumo aproximado de 150 litros de agua dulce por persona. En casa viven únicamente dos adultos y dos niños, consumen entre 400 y 600 litros de agua al día, aproximadamente.
Luna vive en Angamarca, un barrio ubicado al suroriente de Quito. Desde que era niña tiene muy interiorizado que el agua es un recurso escaso. Sus padres trabajan la tierra desde hace más de 30 años, aplican métodos sostenibles y tratan las aguas grises y negras de la casa, mediante filtros naturales. “No le devolvemos al río aguas contaminadas”, dice Sonia, mamá de Luna, mientras explica el mecanismo del filtro de aguas negras a base de estructuras que emplean piedras de diferentes tamaños bajo su huerto.
Leer esta historia resulta reconfortante. Pues desde una pequeña familia hasta las grandes industrias dejamos una huella de consumo de agua dulce, denominada huella hídrica, que no es más que una forma de medir cuánta agua utilizamos para nuestras actividades domésticas y para producir los bienes y servicios que consumimos. Es decir: el agua que bebemos, cultivamos los alimentos, fabricamos productos y generamos energía.
Aguas grises: provienen de los hogares y consisten en los restos de agua que se generan después de lavar la ropa, tomar una ducha, lavar los trastes, entre otros.
Aguas negras: aguas residuales generadas por el inodoro y contienen desechos humanos.
Vimos que la huella hídrica de la familia de Luna es de 400 a 600 litros por día, la cifra depende de varios factores, por ello es un promedio. En Quito, el consumo de agua por habitante es de 150 litros por habitante al día, pero en verano la cantidad incrementa a 250 litros. A diferencia de países desarrollados como Australia o Alemania, en donde el consumo está por debajo de los 150 litros.
¿Cuánta agua consumimos para obtener algunos productos?
Según el profesor neerlandés Arjen Hoekstra, quien concibió el concepto de huella hídrica en 2002, para la producción de unos jeans (una unidad de pantalón de mezclilla), se requieren 10 mil litros de agua.
Mientras que, según el Fondo para la Protección del Agua, FONAG, para:
- Una taza de café: 140 litros
- Un gramo de oro: 230 litros de agua
- Un kilo de papel: 2000 litros de agua
- Una camiseta: 2700 litros de agua
- Un kilo de res: 15500 litros de agua
Estos datos nos dan una idea de cuánta agua consumimos tanto en nuestra cotidianidad, como en la producción de bienes y servicios.
¿Tomamos medidas en Quito?
Desde hace 24 años, FONAG aporta al cuidado, protección y restauración de las fuentes de agua del Distrito Metropolitano de Quito, DMQ, a partir de la implementación de cuatro programas:
- Áreas de Conservación Hídrica Sostenible
- Gestión del Agua
- Restauración de la cobertura vegetal
- Educación Ambiental
Con ellos, FONAG es capaz de:
- Generar información hidroclimática, social y ambiental para la toma de decisiones.
- Recuperar y restaurar cobertura vegetal y suelos en áreas de interés hídrica.
- Conservar humedales, páramos, bosques y matorrales remanentes en las áreas de interés hídrico y disminuir sus amenazas.
- Establecer compromisos a largo plazo con actores comunitarios, privados, juntas de agua, juntas de riego para conservar las fuentes de agua urbanas y rurales con enfoque hidrosocial.
- Educar y sensibilizar a diferentes actores de áreas prioritarias sobre la responsabilidad compartida de cuidar las fuentes de agua.
En suma, estas acciones macro, que se efectúan en el corto, mediano y largo plazo, nos permiten cuidar, proteger, restaurar y mantener a nuestros páramos, fuentes de agua para el DMQ.
Las empresas se convierten en nuestras aliadas. ¿Cómo?
Nos acercamos a las organizaciones de los sectores empresarial, comercial, de servicios públicos o privados para conectarlos con sus fuentes de agua. Si una empresa se ubica en el norte de Quito, el sistema que le abastece viene del flanco oriental, en tanto, podrá reponer su huella hídrica remanente con inversiones en acciones para recuperar y mantener los ecosistemas fuentes de agua de esa zona.
Estas acciones pueden ser de restauración activa y/o pasiva, acuerdos de conservación con las comunidades o privados: seguridad hídrica, producción sostenible y organización comunitaria; educación ambiental, control y vigilancia, entre otros.
Cuantificar, reducir, reponer:
En una primera fase, las empresas deben cuantificar y reducir su consumo de agua y en una segunda fase reponer la huella hídrica remanente, a través de actividades y proyectos acorde al estado de los ecosistemas fuentes de agua de los que las empresas se abastecen.
En Quito, dos grandes empresas se han convertido en nuestras aliadas: GM OBB y Quiport. Cada una de ellas destina recursos económicos a las actividades que realiza FONAG, con la finalidad de reponer su huella hídrica remanente:
- Reducción de presiones en los ecosistemas fuentes de agua: carga animal, incendios, contaminación por desechos, entre otros.
- Concientización ambiental.
- Involucramiento y articulación de diferentes actores en actividades de conservación y mantenimiento de los ecosistemas fuentes de agua.
- Ejecución de actividades colectivas del personal de Quiport como mingas de limpieza y viverismo para la producción de plantas nativas.
- Dotación de equipos para el personal de control y vigilancia.
De esta manera, FONAG invita a las empresas que se abastecen de los ecosistemas fuentes de agua del DMQ a sumarse a esta iniciativa que busca que organizaciones y personas comprendamos el impacto ambiental y social que tiene el uso que damos al agua en nuestro rol de consumidores, saber que dependemos de ella y que aún tenemos la solución para reducir su consumo y reponerlo.